CUADERNO DE ENSEÑANZAS

 ÍNDICE

1) EL KARMA Y LA LEY DE CAUSA Y EFECTO


EL KARMA Y LA LEY DE CAUSA Y EFECTO
SU IMPORTANCIA EN EL DESARROLLO ESPIRITUAL


          Hablar del Karma es hablar de la llamada ley de causa y efecto, que dicho de una forma sencilla significa que todo lo que hacemos en nuestra vida tiene consecuencias positivas o negativas, aquello que sembremos cosecharemos.  Y esto es un  principio universal, que nos afecta tanto en lo material como en lo espiritual, y que cualquier persona puede aceptar cualquiera que sean sus creencias religiosas o filosóficas.  El problema es que en nuestra sociedad mucha gente habla del Karma, pero pocas personas conocen en realidad de qué se trata, cuál es su verdadero sentido y significado, y por lo tanto la idea que de él se tiene suele ser muy elemental, rudimentaria y simplista.  

          Es un error pensar que la idea del Karma es una creencia exclusiva de algunas religiones orientales, escuelas o grupos esotéricos u ocultistas.  Lo que sucede es que no  todas consideran igual las consecuencias que la ley de causa y efecto puede tener en el desarrollo espiritual y en el futuro del alma después de la muerte.    Así por ejemplo, para el budismo y el hinduísmo, el Karma está asociado a la creencia en la reencarnación.  Lo que hagamos en una vida afectará directamente a nuestras vidas futuras.  Esto está también explicado en profundidad dentro de las enseñanzas espiritistas.   Y está claro que para otras religiones como la católica y las protestantes, nuestras acciones en vida determinarán el destino que nos espera después de la muerte (cielo, infierno o purgatorio), o sea que para sus doctrinas también estamos sujetos a la ley de causa y efecto. 

En este artículo vamos a analizar el tema del karma desde un planteamiento objetivo y práctico, que creemos púede ser útil para cualquier persona interesada en su crecimiento interior  Lo primero que hay que tener claro es que toda causa y efecto origina una energía.  Nuestra existencia es la manifestación de la energía que llevamos en nuestro interior.  Nuestro Karma depende de la naturaleza positiva o negativa de esa energía que ponemos en acción.    Hay cuatro grandes verdades sobre el Karma, que nos permiten comprenderlo mejor, y que son las siguientes:

a) Todo es causal, nada es casual.  No existe pues la casualidad.   Todo lo que sucede tienen una causa, un origen.

b) Todo lo que existe es expresión y expansión de una Idea.    Por eso, mediante la voluntad, la persona puede alcanzar la armonía de una idea más elevada de la que ahora preside su forma de ser y de vida.  Esto quiere decir pues que el individuo tiene en sus manos la posibilidad de perfeccionarse.

c) El alma está en un proceso evolutivo continuo.  En ella está el germen de toda creación que existe en el ser humano.  Una persona es lo que ha querido ser, es el resultado de su propia obra.  Una persona puede determinar lo que desea ser, por su acción presente y futura.
La persona obtiene la libertad plena por la elevación de su alma por encima de todo Karma.   En este proceso debe tener en cuenta que el Karma no es una ley rígida ni justiciera, sino un proceso que se desarrolla en muchos planos, con diversos movimientos en espiral.   El Karma es ante todo, la verdad dinámica de múltiples formas de la acción y de la vida.

El Karma es la voluntad del alma en acción, por lo que de la forma en que aquella se manifieste, depende el sentido que se le dé a éste.  Así, cuando la mente limita la voluntad del alma, el Karma es para la persona como algo que la limita y la subyuga.     Pero cuando la voluntad del alma no está limitada, porque se manifiesta de manera infinita, entonces el Karma es para la persona algo necesario y positivo, una etapa necesaria que hay que cubrir en el camino del desarrollo espiritual.

El Karma es acción, una acción que tiene estos tres elementos clave:

a) El agente del acto:  La persona mediante su voluntad lleva a cabo acciones que como sabemos son el resultado de una motivación, la cual se ha originado en una idea previamente fijada en la parte profunda de la mente.  Para que las acciones sean positivas, la idea primaria ha de ser también positiva.  Pensamiento, palabra y obra, son tres elementos clave que van muy unidos, y que originan Karma, positivo o negativo.  Hay que cuidar pues que todo lo que pensemos, digamos y hagamos, sea de vibración positiva.

b) El acto:  Será positivo o negativo de acuerdo a la motivación, y al empleo por lo tanto de nuestra voluntad.   La fuerza de voluntad es un factor de gran ayuda para el desarrollo espiritual, pues puede anular cualquier acción negativa antes de que se lleve a efecto, por muy fuerte que sea la motivación que impele al acto.

c) Las consecuencias del acto:  Todo acto generará un Karma, sea positivo o negativo.    Obviamente el positivo es un obstáculo mucho menor que el negativo para el desarrollo espiritual, pero también tiene que ser trascendido.  

Cómo se pueden neutralizar los karmas negativos:  Evidentemente con actos positivos, y es especialmente purificadora la práctica de la caridad y en general erradicar de nuestra forma de ser todos los sdentimientos opuestos al amor.

Otro aspecto importante del Karma es su doble sentido de individualidad y colectividad.  Es evidente que cada persona tendrá sus propios medios y caminos para su evolución espiritual, pero no deja por ello de estar unida con las demás entidades vivientes.   Cada individuo tiene su Karma, su grado evolutivo, pero es influido e influye al mismo tiempo, en el Karma y la evolución de los demás.

Las Leyes Universales son para todos, de manera individual y de manera colectiva.  El hombre es uno con el Universo, por lo tanto, esa universalidad tiene que manifestarse a todos los niveles.  Si existe una energía individual, también existe una energía colectiva.    En el Karma pues, se da esa doble vertiente entre lo individual y lo colectivo.   Por lo tanto, esto significa que:

Los actos y experiencias de lo colectivo, tienen consecuencias para lo individual,
Los actos y experiencias del individuo, tienen consecuencia para el colectivo.
Lo que afecta a la parte, afecta al todo, y viceversa.

Es un hecho pues que con su evolución personal, el ser humano contribuye a la evolución de la humanidad;  con su Karma individual, contribuye al Karma colectivo.   Por eso es tan importante tener presente que si queremos que el mundo cambie, hemos de cambiar nosotros primero.   Nosotros podemos por lo tanto no sólo ser artífices de nuestro destino, sino también influir en el de nuestro mundo.    

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